sábado, julio 09, 2005

¿Guerras Perdidas? Felizmente, ésta no...


Cosas de la vida. Cuando ya tenía todo listo para publicar lo que sería la segunda entrega de este blog, sucede algo inesperado que me haría cambiar de planes. Así es, por obra y gracia del destino, del Ser Supremo o la intersección de algún ser especial (mi ángel de la guarda o alguno de los santos a los que no dudé en encomendarme en algún momento), ocurrió el extraordinario milagro de poder continuar mis estudios universitarios sin ningún problema el próximo semestre.

Sucede que hace unos meses atrás, recaí en un fuerte estado depresivo. Afortunadamente la cosa no era de cuidado, aunque pienso que sí de peligro. Incluso hasta el día de hoy siento los rezagos de cierta tristeza que me embarga cuando recuerdo la particular situación por la que me encuentro pasando, pero bueno... volvamos al punto que iba. Sucedió que tan fuerte me agarró este abatimiento que poco o nada me importó continuar seguir adelante. Como se dice vulgarmente, me empinchaba todo... es decir, me daba lo mismo. Día a día veía que nada de las cosas que hacía, tenía sentido alguno. Hiciese lo que hiciese, todo seguiría igual. Me asfixiaba la idea de lidiar día a día con la maldita rutina de ver a todo el mundo feliz. A todos... menos a mí. Encontrarme una y otra vez con un montón de gente de la universidad: buenas o malas, simpáticas o antipáticas... menos con quien realmente me quería encontrar. Era insufrible ver a las parejitas besándose en los pasillos, en las escaleras, en las banquetas. O leyéndose cartitas escritas a mano, mails o mensajes de texto que se enviaban entre sí. O a las chiquillas mostrando con mucho orgullo las fotos de su enamorado a las amiguitas de al lado. O sin ir muy lejos, a un grupo de amigos sencillamente llevándose bien, con la sonrisa dibujada mientras conversan de esto o aquello. Sin ningún asomo que haga presagiar algo que ande mal entre todo este mar de gentita despreocupada ¿verdad? Al menos nada por lo que yo me encontraba pasando.

En resumidas cuentas, el hecho de sentirme el único infeliz en mi universidad... pues me hacía sentir más infeliz de lo que ya me encontraba. Situación algo exasperante, como comprenderán. Y al margen de esto, ver las escenitas amorosas de estos niños descritas líneas arriba, de una u otra forma me hacían redundar en lo mismo. Recordar esa inevitable sensación de pérdida. De lo que pudo ser pero no fue. De lo tiernamente vivido pero que ya no volverá a ser. Del no retorno a ese particular paraíso por el que transité poco más de un año y del que probablemente jamás volveré a cruzar.

Poco antes de llegar a este punto, creo fue necesario obrar como lo hice. Es decir, poner en claro mi posición ante una situación tan tormentosa. Al menos en ese momento cuando por fin lo hice y sabiendo los riesgos que ello implicaba (como por ejemplo embarcarme a un punto sin retorno), pues me sentí aliviado, aunque claro... en el momento en que lo hice no pude explayarme tanto como hubiese querido, ya sea por nerviosismo, cobardía o qué se yo... Jamás en la vida me había ocurrido esto antes ¡¡¿¿A quien consultarle entonces como hacer bien las cosas??!!

Pero bueno, no compliquemos esta historia y vayamos por partes. La razón por la cual me encontraba pasando esta terrible desesperanza me había cegado en absoluto. Poco a poco deje de asistir a las clases de la universidad. A lo mucho me presenté para las evaluaciones finales y no con mucho optimismo que digamos. La verdad es que poco me importaba si aprobaba o no las materias. Me daba lo mismo la verdad. Y si me expulsaban de allí (cosa muy probable debido a mis antecedentes) enhorabuena, pensé. La verdad, ni yo mismo daba medio centavo por aprobar los cursos necesarios para continuar el próximo semestre en la universidad.

Sin embargo, hay cosas que suceden por algo. De pronto sentí una gran culpa, sobre todo porque el riesgo de continuar en la universidad no era sólo mío. Hubo mucho esfuerzo para llegar a donde estoy ahora. Y sobre todo estaba el esfuerzo ajeno de mis padres, que mal que bien, han aportado muchísimo para que yo pudiese continuar estudiando allí. Es precisamente por ellos que, de alguna forma reaccioné -a último minuto, si se quiere- sobre lo crítica de mi situación. Pienso que el hecho de enterarse de mi virtual expulsión de la universidad los hubiese afectado dolorosamente. Y mucho. Sobre todo porque no ha sido nada fácil continuar estudiando allí, monetariamente hablando.

La verdad, habían pocas esperanzas de sobrevivir a mi crítica situación académica. Los milagros no suelen ocurrir faltando pocos días para entregar los registros de calificaciones. Pero... con todo ello, decidí jugar con todas las cartas que tenía a mi disposición. Y a decir verdad, si bien es cierto que imprimí harto optimismo en continuar adelante y tratar de salvar las notas de mis cursos más críticos, también hay que decir que no por ello dejé de ser realista. Veía bien difícil que pudiese salvar esos promedios. Por ello es que incluso arriesgué en encomendarme a cuanto santo y entidad divina estuviese al alcance (gracias San Expedito, gracias papá Chacalón) para que me ayudasen a pasar por este difícil trance. Sobre todo por mis padres, de quienes pienso no se merecen un golpe tan bajo como la expulsión de su hijo de una universidad que les costó muy caro para ayudarme a llegar allí.

Los designios del destino (o de Dios, como quieran llamarlo ustedes) son bien extraños. No dejo de pensar que nadie en su sano juicio hubiese apostado un céntimo porque yo hubiese salido libre del rollo en el que me encontraba metido... pero curiosamente y aunque no lo crean, salí librado. Y si bien es cierto que no salí cantando victoria (por ahí reprobé uno que otro cursillo), terminé con unos aceptables promedios en aquellos cursos en los que temía desaprobar y que de hacerlo. automáticamente me hubiese puesto de patitas en la calle y muy probable (y definitivamente), fuera de la universidad.

Recuerdo que en una de mis plegarias, le invoqué al Creador y sus intercesores: Bueno pues, si me vas a quitar aquello que me hizo tan feliz hasta hace poco, al menos no permitas que me quede sin carrera también, hazlo más que nada por mis viejos, que no se lo merecen ... Tal parece que no me equivoqué. De ser así, el Ser Supremo aceptó el trueque de quitarme lo que alguna vez dio esperanza a mi existencia y llenó de una -por ese entonces- desconocida alegría y gozo para mí. Y bueno, al margen de saber si esto del trueque es cierto o no (aunque la verdad, ya no guardo esperanzas en lo otro que supuestamente perdí a cambio), sólo me queda aprovechar inteligentemente esta oportunidad y sobre todo, valorarla.

En conclusión, de todas las guerras perdidas que he enfrentado estos últimos meses, afortunadamente ésta última no fue tal. De no ser así, el título de este post no estaría entre signos de interrogación y muy por el contrario, daría paso a una poco afortunada lista de reveses en mi haber, añadiendo éste último como el más flamante. Como para tener en cuenta que no todas son "guerras perdidas".

12 comentarios:

gang dijo...

me recuerdas mucho a mi... yo tambien pase por eso... solo q con una que otra diferencia desfavorable....
exitos.

Eduardo Villanueva dijo...

si, yo tambien me senti identificado con lo q pase, y con lo q paso. q miedo!

djmaghim dijo...

ASU lei todo tu post no solo eso sino toooodo tu blog , q linda historia q contaste pero asi son las cosas , tienen q pasar por algo nada es casualidad ni obra y gracia de los poderes divinos , sino de uno mismo , piensa en positivo y asi sera , piensa e negativo y asi sera , solo tu decides
al menos eso de pedir a los santos o entidades divinas se te hace costumbre adictivo y no pues , depues cuando no se te "cumpla" estas despotricando contra todo ..

pero lo mejor q ya estas mejorcito..

saludos

Kat dijo...

así es
piensa en positivo y esfuérzate
para q esos pensamientos se hagan realidad.

Anónimo dijo...

También depende del esfuerzo que le pone uno no? Si te ligó a la suerte, que mostro, pero si verdaderamente quieres seguir en la universidad, esfuerzate para la proxima.

Saludos!

Tu mami dijo...

Recuerdo que San Judas Tadeo tambien me dio una manito para salir de una situacion parecida.. en fin.. asi se aprende. Salu2.

Beba Newmann dijo...

En una guerra siempre hay heridos, contusos y muertos; que, obviamente, no es tu caso.

xxx dijo...

Sí, también pasé por algo similar.

Anónimo dijo...

Vaya conforme sigo leyendo tu blog me doy con la sorpresa de muchas similitudes... y veo que no son pocos los que han pasado por esto... y como dice la beba... en la guerra hay de todo... desde heridos, policontusos y muertos...
en mi caso fue un renacimiento casi digno de comparar con un ave fenix nacido de cenizas... para salir adelante, pero al final lo logre tambien...
En fin coincidencias y demas...
suerte!!!

Anónimo dijo...

Oye una preguntita:

Esa foto es de la biblioteca de qué municipalidad?

Pueblo Libre?

Ramiego dijo...

Respuesta.- No. Y desafortunadamernte, no te puedo decir más.

Princesa de cuentos infinitos dijo...

Hola yo de nuevo... tal como te lo prometi nomas me desocupara de la preparatoria, leeria todas y cada una de tus entradas, sabes, esta al igual que todas me gusto, no creas que eres el unico, todos hemos pasado por eso, yo antes tambien estaba triste al ver a tantas parejitas, pero a la vez estaba conciente de lo que mi mami me decia, no te preocupes, todo a su tiempo, y ahora veme!! ambos sabemos que estoy viviendo una etapa linda en lo que a eso respecta, por otro lado, esta entrada la publicaste el día de mi cumpleaños, el 9 de julio =), bonito día el que escogiste para publicar esto, te mando saludos y nos vemos en tu proxima entrada que tengo que leer =)
Saludos desde México!!!
Cris G. =*
Princesa Soñadora